La investigación que se desarrolla con mujeres del sector costero del Puerto de La Libertad, es desarrollada por la psicóloga Ana Sandra Aguilar de Mendoza.
Texto y fotos: Wilber Corpeño
La Palabra Universitaria
Condiciones socioeconómicas de la mujer en el área costera del Puerto de La Libertad, es el nombre de un estudio especializado que impulsa la vicerrectoría de investigación y proyección social de la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec).
La responsable del referido proyecto de investigación es la psicóloga Ana Sandra Aguilar de Mendoza, quien compartió algunos resultados que su trabajo ha evidenciado con estudiantes y académicos, en el marco de la celebración de la semana del psicólogo.
Según destaca la investigadora, el estudio se realiza con la finalidad de perfilar la dinámica socioeconómica de la mujer que reside en el área costera de La Libertad. Por lo que entre sus objetivos específicos planteó, describir las experiencias y percepciones de las actividades laborales, financieras y de salud mental en las mujeres de la zona.
“Se abordaron 76 mujeres, 4 grupos focales, 53 entrevistas en profundidad y 25 visitas a las diferentes comunidades. En este estudio la población económicamente activa tomó como parámetros de edad entre los 15 y 65 años”, explicó Aguilar de Mendoza.
El estudio en sus primeras aproximaciones, destaca elementos socioeconómicos de las mujeres, relacionados a que la mayoría de las participantes en la investigación no trabaja ni formal o informalmente y que solamente dos mujeres han tenido un trabajo formal en sus antecedentes laborales.
Otros resultados apuntan a que las actividades pesqueras realizadas por las mujeres son escasas; a 21 mujeres no les gusta trabajar en la pesca porque la entienden como una actividad que puede ayudarles a suplir alguna comida y, a varias, no les gustan los mariscos.
Entre otros resultados, el estudio revela que entre sus razones y creencias están que se marean, que los ríos tienen veneno y no se deben consumir esos pescados. Una situación importante a considerar es que no saben nadar, por lo que esa actividad es considerada de riesgo. “Para algunas solo los hombres pueden nadar”, explica la investigadora.
El estudio recoge testimonios que han expresado las mujeres participantes, por lo que la investigadora señala que esa actitud es una evidencia de que durante años la discriminación de la mujer en esta área ha avanzado fortalecida en la creencia que hay tareas del mar que solo los hombres pueden realizar.
Finalmente plantea que es importante registrar la participación de la mujer en los indicadores de pesca artesanal basada en género y fomentar una mayor cobertura de actividades pesqueras para la mujer.
