La profesional ha participado como panelista en una de las emisiones del programa de entrevistas 33 Te Escucha, en el que ha brindado interesantes consejos sobre el buen manejo de las emociones.
Samuel Montes
La Palabra Universitaria
El manejo de las carencias emocionales fue uno de los temas que recientemente se abordó en el programa de entrevistas televisivas 33 Te Escucha, en el que ha participado como panelista la coach certificada en PNL, Marisol Salinas.
La profesional en administración de empresas y en gestión estratégica de recursos humanos, destaca que el manejo de las emociones es un aspecto que se debe trabajar desde la infancia, especialmente en áreas como la confianza, que es primordial para gestionar de la mejor manera la parte emocional.
Agrega que el trabajo en esa etapa de vida es de los padres de familia, pero lamentablemente muchas veces ellos no se dan cuenta de las dificultades que enfrenta el niño o niña para manifestar sus emociones. “No nos enseñaban a manifestar nuestras emociones’’, explica Salinas.
Agrega que las emociones son grandes mensajeras y que todo lo que se refleja por medio de ellas puede ser aprendido por los más pequeños del hogar, “tal y como nosotros lo aprendimos”, dice.
Explica que el cerebro humano desarrolla una inteligencia emocional para poder enfrentarse a situaciones presentes en la vida y que “contamos con tres áreas cerebrales, el reptiliano, el límbico y el prefrontal; en ese sentido, cada una de estas áreas desarrolla su función en el comportamiento emocional de las personas, de acuerdo a las diferentes situaciones que se enfrenten.
Por ello aconseja que cuando el niño tenga momentos de berrinches o gritos, lo mejor que se puede hacer es dejar que el niño libere esa tensión y cuando se encuentre calmado, hacerle preguntas adecuadas que lleven a los mayores a conocer su sentir, lo que permitirá que el infante vaya cogiendo la confianza necesaria para expresar sus emociones.
La experta hace énfasis en que las emociones son temporales y que no recomienda guardarlas para sí mismo, ya que “todo lo que la boca calla, el cuerpo lo grita en algún momento”.
