El expresidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz fue el encargado de compartir una de las principales y más esperadas ponencias durante la cuarta semana de la RSE que organiza Fundemas.
Texto y fotos: Wilber Góchez
wilber.corpeno@mail.utec.edu.sv
La Palabra Universitaria
El expresidente de Costa Rica, Oscar Arias, brindó una de las ponencias más esperadas por el público que asistió a la cuarta semana de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), organizada por la Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas).
Arias, quien fue presidente en los períodos de 1986 a1990 y de 2006 a 2010, también recibió el premio Nobel de la Paz en 1987, por participar en los procesos de paz en los conflictos armados de la región suscitados en los años ochenta y en especial por su oposición al apoyo estadounidense en el conflicto nicaragüense de los contras o de diferentes grupos insurgentes opuestos al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el poder en Nicaragua en los años ochenta, luego del derrocamiento del gobierno dictatorial del presidente Anastasio Somoza.
Fue precisamente sobre el diálogo, las negociaciones, los acuerdos entre sectores y los procesos de paz que versó la participación del politólogo y empresario tico, durante la primera jornada de la semana de la RSE que tuvo lugar en un hotel capitalino.
Dijo que para que El Salvador pueda construir acuerdos políticos, económicos y sociales es necesario que “libere al David que aguarda en el bloque de mármol de su sociedad y, para lograrlo, no hay cincel más poderoso, no hay herramientas más certera que el diálogo para llegar a estos acuerdos”, apuntó.
“Quizá parezca que entre ustedes (los salvadoreños) y yo abordemos el tema del diálogo desde perspectivas distintas, ustedes desde la dinámica del sector privado, yo desde una vida dedicada al servicio público; todos somos escultores del mármol blanco y liso de nuestros pueblos, pero creo que el diálogo permanente entre el sector público y el sector privado es fundamental para asegurar sociedades más prósperas”, agregó.
El abogado de carrera reforzó esa idea destacando que para un gobierno es fundamental obtener el insumo del sector privado a la hora de decidir las políticas públicas que determinarán el tipo de país que se desea tener en los años venideros.
Agregó que la política ha sido siempre un oficio agotador que ejercen seres imperfectos con recursos limitados, no es ni ha sido nunca el quehacer de héroes, no la ejercen seres omniscientes, no la ejercen seres indestructibles, no son seres humildes o semidioses, la ejercen aquellos que buscan y aceptan la responsabilidad de liderar.
“No fueron súper hombres aquellos que hace algunos años tuvieron el valor de sentarse y buscaron aterrizar en un acuerdo que le pusiera fin a los conflictos que enfrentaban a hermanos con hermanos y cubrían a los países centroamericanos con una obscura nube de dolor. No fueron súper hombres, sino líderes políticos que para poder lograr eso tuvieron la valentía de dialogar, valentía porque se requiere mucho más valor para sentarse en una mesa y hablar que para jalar de un gatillo y disparar”, reflexionó el también economista tico.
Al mismo tiempo agregó que tampoco fueron ángeles, no fueron semidioses, no fueron súper hombres, fueron líderes políticos que emplearon medios políticos, que pronunciaron discursos políticos, que diseñaron tácticas políticas, que tranzaron con las fuerzas de este oficio milenario sin que por eso fueran menos dignos de admiración.
Dijo además que las alianzas políticas son vistas como traiciones y eso es perverso porque las alianzas políticas, los acuerdos con el adversario, las negociaciones con la empresa privada, los arreglos en los que se cede y se entrega a cambio de algo son la única forma que existe de construir una democracia.
“Eso es importante porque si queremos respaldar un proceso de negociación debemos respaldar también las decisiones y las concesiones que acuerdan los representantes de ambas partes”, destacó.
Agregó también que esa actitud requiere de mucha madurez y sobriedad de carácter, requiere de la capacidad de abandonar una idea inalcanzable a cambio de una realidad, requiere de un cambio de paradigma en lugar de “enfocarnos en lo máximo que quisiéramos obtener, debemos enfocarnos en lo mínimo que podemos aceptar; siempre he creído que la inmensa mayoría de los conflictos que vive la humanidad pueden y deben ser resueltos mediante la negociación y la diplomacia y que el uso de la fuerza debe ser el último, siempre el ultimo y último recurso” recomendó.
Dijo que además que en los países de la región hay quienes piensan que la negociación es una expresión de ingenuidad, que no hay acuerdos posibles con los opositores, hay quienes creen que es un error extender la mano a grupos con los que han estado enfrentados durante mucho tiempo, “pero les aseguro que los salvadoreños no son los primeros y probablemente no serán los últimos en sentirse de esa manera”, analizó.
“Es claro que no hay una única respuesta para llegar a acuerdos, en esta como en cualquier empresa humana carecemos de recetas infalibles; el diálogo es un impulso dinámico, vivo en el más enérgico sentido de la palabra y por eso es inconcluso y progresivo; el diálogo y las negociaciones no son la obra de héroes y titanes, sino de hombres y mujeres imperfectos luchando en tiempos difíciles por un resultado incierto”, puntualizó el expresidente tico.
