La Asamblea Legislativa la ha decretado el 29 de junio como Día Nacional de las Reservas de Biósfera y Corredores Biológicos de El Salvador.
Texto y fotos: Antonio Herrera
La Palabra Universitaria
Han transcurrido cinco años desde el 29 de junio de 2011, fecha en que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró como patrimonio de la humanidad la Reserva de Biósfera Transfronteriza Trifinio Fraternidad (RBTF), cuya región es considerada estratégica por la riqueza en recursos naturales, diversidad biológica y sus recursos hídricos.
Esa riqueza natural hizo además que la RBTF sea denominada como La Joya de las Américas, ya que es la única en su tipo en Iberoamérica y comparte territorio en la llamada región Trifinio con Guatemala, Honduras y El Salvador. Una reserva de biósfera, de acuerdo al sitio Sostenibilidad para todos, “son territorios que buscan conciliar la conservación del patrimonio, tanto natural como cultural y el desarrollo sostenible de la población”.
Pero la fecha no ha pasado desapercibida, como podría pensarse, al menos no para las comunidades organizadas que conviven en esta reserva de biósfera, ya que durante un poco más de una semana realizaron diversas actividades conmemorativas a esta fecha 29 de junio, que además tiene una doble celebración, ya que la Asamblea Legislativa la ha decretado como Día Nacional de las Reservas de Biósfera y Corredores Biológicos de El Salvador.
Son las nueve de la mañana y minutos, bajo un sol brillante y una larga fila de furgones estacionados a la orilla de la carretera, un grupo de estudiantes junto con representantes de algunas comunidades de la región Trifinio, caminan desde San Ignacio con destino a Citalá, en Chalatenango, para unirse a otros grupos de estudiantes y de comunidades que más tarde se concentrarán en el parque de ese municipio fronterizo con Honduras.
Y es que de acuerdo a la información del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), esta zona del Trifinio tiene una extensión total de siete mil 541 kilómetros cuadrados, de los cuales el 44.7 por ciento le corresponde a Guatemala, el 15.3 a El Salvador y el 40 por ciento a Honduras.
En el caso de El Salvador los municipios que comprenden a ese porcentaje de territorio son Metapán, Citalá, La Palma, San Ignacio, Masahuat, Santa Rosa Guachipilín, Texistepeque y San Antonio Pajonal. En esta reserva de biósfera del Trifinio viven 304 mil 531 habitantes y, solo en territorio salvadoreño, según datos de la Asociación Gaia El Salvador, viven 272 mil, a pesar de que territorialmente el porcentaje de la RBTF es el menor de los tres países.
De esos habitantes de la RBTF son los marchantes que portan mantas y carteles alusivos a la celebración y mensajes para concientizar sobre la importancia que los recursos naturales tienen para la vida de los seres humanos, sobre todo porque a pesar de las declaratorias de ser una zona considerada patrimonio de la humanidad y ser una reserva de biósfera, la realidad es que se siguen depredando los recursos naturales que allí se encuentran.
Uniendo a las personas y la naturaleza, uniendo a la niñez y la naturaleza con amor, no contaminemos el medio ambiente, reciclemos, no matar a los animales ya que están en peligro de extinción, no tirar la basura al río Lempa y no tirar la basura al suelo, son algunos de los mensajes que se leen en las pancartas y carteles que portan más de un centenar de estudiantes entre niños y niñas y jóvenes adolescentes de los centros escolares que han participado en la marcha, junto con los representantes de las comunidades y organizaciones que les apoyan en la gestión ambiental.
A unos pasos de la frontera El Poy, la marcha se desvía sobre la calle a Citalá, pasando sobre el puente que atraviesa el río Lempa. La vista hacia las montañas cubiertas de pinos es espectacular, pero contrasta con el caudal del río a cuyas orillas se puede visualizar la dramática disminución por la significativa cantidad de piedras al descubierto sobre las cuales se puede caminar sin problemas, en lo que antes era parte de la corriente del agua. En una de las orillas, dos mujeres lavan la ropa con las aguas del río.

Unos días atrás, mediante un comunicado de prensa, el Comité de Defensa y Gestión de la Reserva de Biósfera Transfronteriza Trifinio Fraternidad El Salvador (CDGRBTFES), ha demandado “atender por parte de las instituciones la grave crisis de contaminación y degradación ambiental en la RBTF, principalmente la contaminación de las aguas” de los ríos Lempa, Ostua, Angue, Chiquito, San José, Sumpul y del lago de Güija y la laguna de Metapán, además de la “grave deforestación” en el sub corredor Montecristo–Pital y en el complejo lagunar Güija-Montecristo y en el volcán Chingo-complejo lagunar Güija.
Luego de atravesar el puente sobre el río Lempa, la marcha continúa para llegar unos minutos más tarde al parque de Citalá. Los participantes se concentran alrededor para escuchar la participación de los representantes de las comunidades organizadas y de líderes de la localidad. Con el fondo de las montañas que albergan la reserva biológica El Pital y a unos metros de la iglesia colonial Inmaculada Concepción, uno a uno van externando su mensaje ante la importancia de conservar los recursos naturales.
Durante el acto de clausura de las actividades del Día Nacional de las Reservas de Biósfera y Corredores Biológicos de El Salvador, los representantes de las comunidades y del comité de defensa externan su preocupación a los medios asistentes respecto a la situación real que se vive actualmente en la región Trifinio.
El representante de la iglesia católica en el comité de defensa y gestión de la reserva, Angelberto Landaverde, expresa su preocupación ya que la situación actual es de descuido, hay deforestación y las aguas se están agotando. “El río Lempa anteriormente era una vertiente inmensa y ahora ha bajado mucho. Si nosotros no cuidamos y protegemos, dentro de pocos años esto desaparecerá y quienes lo van a sufrir son las futuras generaciones”, dice.
Gobernanza indígena
En este contexto y, en el marco de las referidas actividades conmemorativas, se ha instaurado y juramentado la Gobernanza ancestral indígena del Complejo Lagunar Güija, quienes se definen como “guardianes, guardianas y defensores y defensoras de la vida en todas sus formas tangibles e intangibles que habitan en la madre Tierra” del citado complejo.
En su primer comunicado dirigido a la sociedad salvadoreña, la Gobernanza demanda y exige al Estado “atender con urgencia la grave contaminación del lago, las lagunas y sus ríos tributarios, la grave deforestación legal e ilegal, la contaminación ambiental por basura y el saqueo ilegal de fauna y flora”. Además piden desincentivar el uso indiscriminado de agroquímicos y controlar la explotación sin control de la pesca en el lago.
Los dirigentes indígenas también piden al Estado declarar Igualtepeque como bien cultural para los efectos de la Ley especial de protección al patrimonio cultural de El Salvador y “establecer inmediatamente una vigilancia efectiva” para poner alto al saqueo del sitio, ya que según expresan los traficantes de piezas arqueológicas constantemente la extraen para su comercialización, por lo que piden el apoyo para que la Gobernanza instale el Parque Arqueológico de Igualtepeque “Cerro Las Figuras”. Lo planteado por el movimiento indígena es parte de la problemática que viven las comunidades de la reserva biológica del Trifinio y de otras en el país.
Lo anterior, reafirma la grave crisis ambiental que afronta el país, la cual requiere de la participación activa del Estado, de las comunidades, de las organizaciones, gobiernos locales y de la población en general, para minimizar los efectos adversos en las reservas de biósfera y en las áreas naturales protegidas, además reafirma la necesidad de establecer canales de comunicación y concertación entre los diversos sectores, a fin de lograr una verdadera disminución en la degradación ambiental.
Mientras tanto, en Citalá, los niños y niñas que elaboraron sus carteles con mensajes alusivos al Día Nacional de Reservas de Biósfera y Corredores Biológicos de El Salvador, han recibido un reconocimiento a manera de estímulo, pues es necesario trabajar desde allí el cambio cultural y actitudinal que requiere ver a los recursos naturales como indispensables en la conservación de toda forma de vida en el planeta.

