Autoridades de la Utec celebran 35 años de fundación de la institución

En la actividad a la que fue invitado el personal administrativo de la casa de estudios, hubo un momento para reflexionar sobre los diversos momentos que la institución ha vivido, fue la ocasión para que el rector honorario vitalicio se dirigiera a la multitud y destacará las diversas facetas por las que han tenido que pasar.

Texto y foto: Wilber Góchez
Wilber.corpeno@mail.utec.edu.sv
La Palabra Universitaria

Con un emotivo discurso dirigido ante un auditorio abarrotado de colaboradores del área administrativa, a cargo del rector honorario vitalicio, Mauricio Loucel, la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC) conmemoró 35 años de fundación y de trabajo en pro de la formación académica profesional.

Y es que después de más de tres décadas la universidad ha dejado un verdadero legado en la vida de cientos de profesionales que forjaron su carrera en sus aulas, muchos de ellos ahora son reconocidos líderes que están al frente de grandes empresas, multinacionales o que ocupan cargos de importancia en instituciones de renombre.

Aunque también hay muchos que por azares del destino terminaron quedándose en su alma máter para hacer carrera, para seguir formándose y para dar su aporte desde cargos académicos trascendentes para el desarrollo y crecimiento de la institución.

Por ello el rector horario vitalicio, Mauricio Loucel, dijo ante un concurrido auditorio al que fue convocado el personal administrativo, que después de tantos años y con ellos la enorme cantidad de obstáculos que la institución ha tenido que superar para llegar hasta donde está, queda en evidencia que la Utec tal y como lo llama Mario Juárez, es “un milagro educativo”, mismo que surgió a iniciativa de los fundadores Adolfo Araujo, Juan José Olivo y otros que se animaron a la creación de la institución, hace ya 35 años.

Pero el doctor Loucel aclaró que la Utec “no es obra de una sola persona, no es obra de un grupo de personas, sino más bien es la obra de toda una colectividad que ha ido creciendo paulatinamente en todo”, puntualizó, haciendo referencia a sus interlocutores que el legado que hasta hoy ha dejado la Utec en las distintas esferas sociales es fruto del tesonero trabajo de todos los colaboradores.

Además de las adversidades económicas y ausencia de terrenos y locales propios que los fundadores debieron superar a costa de sendos endeudamientos, también tuvieron que enfrentar estratégicamente los embates que ocasionó en toda la comunidad universitaria el terremoto del 10 de octubre de 1986, que dejó literalmente en escombros al edificio Chaín ubicado entre la 23 y la 25 Avenida Sur que albergaba las aulas de la Utec en esa época.

“Las cosas que esta universidad ha experimentado a través del tiempo han sido realmente muy especiales, además hemos tenido que pelear con los vendedores, porque hubo una época que la Calle Arce era un mercadito, en el que había asaltos muy a menudo hacia los estudiantes, pero a raíz de eso implementamos una especie de policía universitaria”, resaltó.

El rector reconoce que la Utec en 35 años ha logrado grandes cosas, principalmente porque de manera paralela a la formación de miles de profesionales también ha sabido desarrollar su accionar socio responsable para el beneficio de distintos sectores sociales, pero dice que aún hay mucho camino por recorrer, especialmente porque la universidad debe ser un ente que contribuya en todos los aspectos al desarrollo de un país y, dijo, es hacía ese rumbo que se va caminando.

Para finalizar su reflexión, el rector Loucel llamó al escenario al decano con más trayectoria en la Utec, Francisco Zepeda, para que dirigiera un momento de oración ante el auditorio que de manera muy especial inclinaron su cabeza para elevar una plegaria al creador, para que sea siempre el proveedor de buena salud, crecimiento profesional y desarrollo institucional.

Además de la reflexión espiritual hubo un momento de festejo y canto de feliz cumpleaños al alma máter, pues en su honor se partió un gigantesco pastel que en su decoración muy bien atinada se hacía alusión a los 35 años de impacto positivo de la Utec.

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