“Bajar las penas o subirlas es indiferente, la clave es la prevención”

Silvia Sandoval
La Palabra Universitaria
Fotografías Daniel Aguilar

 

Hablar de la Universidad de Sevilla en la Universidad Tecnológica de El Salvador, es hablar de José de los Santos Martín Ostos, quien es catedrático de derecho procesal de esta reconocida universidad española, y uno de los gestores principales de la firma de un convenio de cooperación entre ambas instituciones educativas que data del año 2007.

Martín Ostos ha visitado El Salvador desde 1991, época desde la que consideró a este país como su segunda patria. Luego de permanecer 13 meses en tierras cuzcatlecas, con el fin de trabajar un anteproyecto del código procesal penal y capacitar a diferentes actores del órgano judicial, regresa a España, desde donde planificó y elaboró una serie de investigaciones en materia penal y, específicamente, en el área de menores.

Los siguientes años continúa visitando esta nación en reiteradas ocasiones, al igual que diversos países de América Latina, para aproximarse a sus realidades sociales y su aplicación de justicia, lo que le permite dejar una compilación de escritos como Anuario de justicia de menores, El proceso penal en El Salvador, El experto universitario en justicia de menores, Especialidades procesales del enjuiciamiento de menores, Justicia penal en Centroamérica, por mencionar algunos de la larga lista que tiene en su haber de producciones intelectuales en temas de derecho penal y procesal de menores.

Ha sido consultor  y conferencista para diferentes instituciones jurídicas, tanto en Europa como en América; es hoy por hoy un referente imprescindible para comprender la complejidad del problema de la jurisdicción juvenil.

Recientemente visitó la UTEC para formar parte del congreso que organizó la facultad de derecho, específicamente en el foro denominado Evaluación de la administración de la justicia penal juvenil, para abordar los problemas de la legislación y sus posibles soluciones.

La Palabra Universitaria tuvo la oportunidad de conversar con él y reflexionar sobre este polémico tema que está en la mira de todos los sectores de la población salvadoreña.

LPU: Usted lleva ya varios años hablando de justicia penal de menores en diferentes países.

JMO: Sí, mucho he hablado de menores, es que sobre el tema de delincuencia juvenil he realizado muchos estudios. Yo he participado en conferencias, congresos, capacitaciones para conversar del tema en muchos sitios, en Perú, Colombia, Argentina, Costa Rica…tendría que decirle mejor los países dónde no he tratado este tópico.

 

¿Cómo ve a El Salvador actualmente, se ha tenido una evolución en relación con la justicia penal juvenil?

A mí me llama la atención que hay un incremento muy grande de la delincuencia, se ve en los medios de comunicación, y me ha sorprendido el endurecimiento de las penas. Es que antes, cuando yo estuve en este país, había menos delincuencia juvenil y no tan violenta, y ahora hay más problemas delictivos en los jóvenes y estos son especialmente violentos. Estos son datos objetivos, los vemos en los noticieros aquí y en Europa. Entonces, si el número de crímenes va incrementando, si los detenidos aumentan, si el grado de las penas es mayor y la sociedad está preocupada por el incremento de la delincuencia, pues el panorama no ha mejorado.

 

En relación con otros países ¿cómo ubica a El Salvador en el ámbito de justicia de menores?

En violencia muy mal, en cuanto al incremento de las penas a mí me preocupa, ese no es el camino, con eso no se soluciona nada. Si a un joven en lugar de siete años le ponen 15, es claro que lo van a tener en un centro de internamiento, lo quitan de la calle, pero por ese camino en vez de 15 le pudiéramos dar 20 o en todo caso 30 años, pero cuando sale ya no es muchacho, es una fiera sin rehabilitar, ese hombre ha adquirido unos códigos de comportamiento y un aprendizaje en la prisión. Lo que hay que hacer es prevenir.

Otras naciones no tienen tanta violencia y los niveles de pena no son tan altos, en Europa es impensable, el dinero se gasta en prevenir y en rehabilitar. España cuenta con 47 millones de habitantes y ahora mismo están escandalizados por el asesinato de una chica, y el anterior fue hace más de un año y aquí en El Salvador con 5 millones mueren 13 personas diarias, son parámetros diferentes.

 

¿Cómo se rehabilita en España?

Allá tenemos centros de internamiento que cuentan con todos los recursos didácticos y deportivos, guiados por un equipo multidisciplinario con asistencia psicológica, enfocado en educar al menor. Al contrario de aquí, los centros de readaptación creo que no superarían los niveles mínimos de calidad.

 

¿Qué recomendaría para cambiar esa realidad en nuestro país?

El problema es que los lugares de rehabilitación de menores están saturados, y estos se encuentran en manos de los grupos de pandillas organizados constituidos por los internos. Aquí se trata de un problema de conciencia, ya que no se debe mezclar a los jóvenes que llegan por delitos individuales con infractores ya organizados. Claro, si ha cometido un delito hay que castigarlo, pero al dejarlos todos juntos sin separarlos por edades y gravedad delictiva le dejan la puerta abierta para que este chico salga graduado con un doctorado en delincuencia. Debe existir una clasificación por los tipos de faltas cometidas y contar con un equipo de trabajo en diversas áreas de atención al joven, y brindarle los recursos para educarlos y mantenerlos activos en cosas positivas.

 

martinOstos¿Se debe aplicar a los menores que han delinquido de forma grave las penas de mayores?

Eso sería un paso hacia atrás, un retroceso, pues la jurisdicción de menores debe estar separada de las penas para adultos.  Lo que tiene que hacer la sociedad es reconocer que con el joven infractor se ha equivocado, por todas las causas de su origen: la guerra, la situación económica, el desempleo, la desintegración familiar…ahí está el problema, simplemente se está recogiendo lo cosechado. Recuperar a esos delincuentes es difícil, pero no es con el aumento de penas que se logra. Hay que trazar una línea, salvar a los que se pueda y evitar, por medio de la prevención, que sigan apareciendo más.

 

Durante su visita a la UTEC participó en un congreso sobre justicia penal juvenil, que giró alrededor del reciente crimen cometido por un menor de edad, de quien se publicaron las imágenes de ese momento. ¿Considera que la señora jueza y su sentencia contra el periódico que las difundió, La Prensa Gráfica, está contraviniendo lo planteado en el artículo seis de la Constitución de la República salvadoreña?

Algo que me entristece es el enfrentamiento de la prensa con el órgano judicial, eso no es bueno. Para mi debe haber libertad de expresión, si yo no pensara así me fuera a un país autoritario, prefiero estar en un país en libertad; pero en el caso concreto del interés superior del menor, es éste el que debe prevalecer, según lo establecido en la ley, en las declaraciones de los derechos del niño y en diversos tratados internacionales. La libertad de expresión debe tener sus límites, no sólo en el caso del agresor, sino también de la víctima, por qué una madre tiene que ver a su hijo fallecido en el periódico. Hay que tapar la cara de ambas partes. Se hace un canto a la libre expresión, yo también lo hago, en mi país se hace, pero hay que recordar la definición que tradicionalmente se ha hecho de la libertad: Donde termina mi libertad, es en donde empieza la del otro. Un país es libre cuando se permite actuar respetando a los demás.

 

¿Cómo califica este enfrentamiento?

El enfrentamiento entre la prensa y los jueces no es sano, no beneficia al país, eso sólo favorece  a los delincuentes, ellos deben estar contentos al ver que dos poderes fundamentales de un Estado se debilitan al reñirse. La misión del periodista es informar de todo, pero hay restricciones que pone la ley, un niño que comete un delito no debe darse a conocer su rostro, su identidad, esto lo estigmatiza de por vida, no se puede rehabilitar y sacarlo nuevamente a la sociedad, estos temas hay que manejarlos con cautela. No quiero ser temerario en mis declaraciones, en decir quién obró bien o quién hizo mal, tendría que estudiar los casos a profundidad. En lo que estoy claro es que soy defensor de la libertad de expresión y soy defensor de que la ley de menores se respete.

 

¿Qué le faltaría al derecho penal juvenil salvadoreño para ajustarse al derecho penal juvenil de países más avanzados?

Al derecho penal juvenil no le falta nada, el texto del código es muy similar al de varios países. Lo que falta es una apuesta por la prevención, pero eso no es procesal, eso le corresponde al gobierno, unir fuerzas con diversas instituciones para enfrentarse al delito porque este problema es gravísimo. Hay que invertir fondos públicos para prevención y rehabilitación. Bajar las penas o subirlas es indiferente, la clave es evitar que más jóvenes infrinjan la ley, eso quiere la población, no quiere más delitos y que los centros de readaptación se sigan llenando de jóvenes que se gradúan de esa academia delincuencial.

Al finalizar la entrevista José Martín Ostos reflexionó sobre que hay que atender este problema ya que éste es el futuro del país, es una urgencia nacional, ya no consiste en decir quién puede tener la razón, sino que se deben unir todos los sectores: familia, escuela, iglesia, policía, gobierno, medios de comunicación y empresas para abordar el tema con la seriedad que lo exige.

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